Veredicto imposible: la jurado se enamoró del testigo
- NOTICIAS EL GLOBO
- 1 dic 2019
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La condena contra un pandillero del barrio neoyorquino de Harlem queda revocada por el romance que surgió en el juicio entre una miembro del jurado y un cooperante de la acusación
Tysheem McGregor se sentó hace dos años en el banquillo, acusado de haber participado en una guerra entre pandillas en el barrio neoyorquino de Harlem. El joven, un supuesto soldado del Ejército Este, fue sentenciado a 15 años de prisión tras un juicio por intento de asesinato, asalto, posesión de arma de fuego y conspiración. La condena, sin embargo, acaba de ser revocada por el romance que floreció durante el proceso entre una miembro del jurado y un testigo de la acusación.
El violento enfrentamiento de las bandas tuvo lugar entre mayo y diciembre de 2015. El juicio se celebró en junio de 2017. La fiscalía llamó al declarar a Xavier Classen como parte del acuerdo de cooperación. Era un pandillero rival. La acusación le utilizó para identificar al acusado en un vídeo de vigilancia de uno de los tiroteos. La reacción de la jurado número 6 al verle fue inesperada.
La mujer, de la que no se reveló su identidad, se sintió de inmediato atraída por el testigo cooperante. Le escribió una primera carta justo al comenzar las deliberaciones en la que se identificó como “la del cabello rubio con el moño” y le facilitó su teléfono para que la contactara, de acuerdo con los documentos judiciales. Classen, que se encontraba también en prisión por otros cargos que no estaban relacionados con el caso, la reconoció “de inmediato”.
El testigo informó a los fiscales antes de conocerse la sentencia de que había recibido medio centenar de cartas románticas de la jurado número 6. Hablaron por teléfono hasta cuatro veces al día y ella fue a visitarle a la cárcel. No quedó ahí la cosa. Los sentimientos fueron creciendo y el testigo de la acusación escribió al juez para que le ayudara a obtener un permiso de matrimonio. Ella, por su parte, reclamó a la Fiscalía que le redujera la pena por su cooperación.
Las alarmas se activaron en ese momento. Era evidente que ni el testigo ni la jurado querían ocultar su relación. Pero el momento de la sentencia se acercaba. La Fiscalía entró en contacto con la defensa y se inició una investigación del romance. El juez Robert Stolz celebró una audiencia, durante la que la mujer dijo que era “simplemente un ser humano que había cometido un error”.

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